El desarrollo del proyecto La Azotea podría ser entendido como un encadenamiento de una serie de oportunidades, sin otra herramienta para juzgar su utilidad o interés que la propia intuición colectiva. Esta manera de entender no sólo este proyecto, ni los que lo preceden o suceden dentro del trabajo de Toma, es también una manera de actuar que hoy está muy extendida y diversificada en el accionar de colectivos tanto arquitectónicos como urbanos que permite poner en valor la intuición y la capacidad de aprovechar oportunidades. La que se opone a formas de acción y toma de decisiones que nuestras disciplinas han utilizado comúnmente- provenientes primero de ámbitos militares y/o del poder, y luego empresariales- más asociadas a estrategias (Cita #4) y tácticas (Cita #5).
La oposición entre oportunismo e intuición, versus estrategias y tácticas, permite observar -y afectar- ciertos tipos de prácticas que no definen límites sino que actúan a partir de puntos de acción, que no son uni-disciplinares sino pluri-disciplinares, que son autocríticas y generadoras de sus condiciones de trabajo. Y esto se vincula con el hecho de que quienes generan las condiciones de la acción son a la vez actores, que mezclan sus intereses individuales con los colectivos, y que a la vez que reflexionan, actúan -reflexionar en la acción es una de sus características principales-. Por tanto, esta organicidad que los caracteriza es lo que les permite ser muy reactivos al cambiante contexto tanto interno como externo en -y con- el que se desempeñan, y por tanto luchar por su supervivencia.
Toma ha derivado con su proyecto desde un sitio eriazo en el centro de Providencia, pasando por una antigua fábrica de sombreros en Av. Italia, un ex Convento en el Barrio San Diego, para hoy estar comenzando a ocupar una antigua fábrica de vidrio en Recoleta. Este nomadismo se explica en parte por la capacidad que tiene el propio trabajo desarrollado de generar nuevas oportunidades, y en otra parte por la inestabilidad en algunos de los vínculos desarrollados, sobre todo con actores que trabajan bajo otro tipo de condicionantes -intereses políticos de cierta administración municipal, intereses económicos de cierto desarrollador inmobiliario o cierto propietario-. En todos los casos, la necesidad de encontrar un lugar para el desarrollo de la agenda de trabajo -agenda entre colectiva y pública- es primordial en la subsistencia del colectivo y sus intereses.