"La permanencia inherente a toda arquitectura, incluso la más frívola, no puede ser compatible con la inestabilidad de la metrópoli. La metrópoli siempre saldrá vencedora de este enfrentamiento; en su realidad omnipresente, la arquitectura se convierte en un juguete y sólo se tolera en tanto que decorado fugaz de la historia y la memoria.
Manhattan resuelve esta paradoja de forma brillante: una arquitectura mutante une el aura de la monumentalidad y la realidad de la inestabilidad. Sus interiores acomodan ´composiciones´ de programas y de actividades que cambian constantemente, de forma independiente, sin afectar jamás lo que a veces se ha dado en llamar, con exactitud, envolvente.
El genio de Manhattan reside en la simplicidad con la que la apariencia se distancia de la materialización: la ilusión arquitectónica se mantiene intacta a la vez que se deja llevar por las exigencias de la metrópoli. Esta arquitectura sigue las fuerzas de la Groszstadt como el surfista sigue la ola."
Rem Koolhaas, extracto de "Delirious New York"